Comparto con todos ustedes la historia de mi confrontación con la docencia.
Estudie mi preparación profesional en el Instituto Tecnológico de Mérida en la carrera de Licenciatura en Administración de Empresas. Trabajé en Banco Mexicano y posteriormente en el banco Bancomer.
Mi madre era docente a nivel primaria y amaba su profesión, la ejercía con mucho orgullo así que aprendí lo bonito de ser maestro. Tenía planes para realizarme más adelante como docente pero a nivel medio superior o superior puesto que también me gusta la administración y fue la primera opción de estudios.
En 1997 me invitan a ser parte del Centro de Estudios de Bachillerato “Ramón Iván Suárez Caamal” de la localidad de Calkiní, Campeche y acepto el reto. Debo confesar que no me sentía completamente preparada para ello, pero aun así inicio mis labores con mucho entusiasmo y proyectos nuevos.
Fue difícil, al principio me apoyaba con mi madre por las cuestiones de didáctica, tomaba cursos de actualización y sacaba adelante a los grupos.
En 1998 la escuela se convierte al sistema de Colegio de Bachilleres del estado de Campeche y cambio del puesto de docente a ocupar el puesto de Responsable Administrativo.
En ese mismo año inicio la Maestría en la especialidad de Matemáticas en la Escuela Normal Superior de Yucatán división de posgrados, con el fin de obtener una preparación acorde al trabajo que desempeño.
Al finalizar la maestría en el año 2001, ingreso a formar parte de la plantilla docente del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios No. 126 en el cuál laboro actualmente.
Cuando deje la docencia por el puesto administrativo en el COBACH, me quede con un vacio. Pienso que la docencia es la actividad más noble y satisfactoria que haya tenido y que ser docente ha sido una de las experiencias más importantes en mi vida. Ha significado una transformación de alguna manera en mi persona. Me he vuelto alguien que enseña no lo que me enseñaron, sino todo lo que se, todo lo que voy aprendiendo y le integro además mi experiencia profesional y en ocasiones hasta personal.
La tarea de un docente de nivel medio superior no es fácil, se debe estar muy bien preparado en los temas a tratar, se debe estar actualizado con la tecnología de la información y la comunicación, se le debe dedicar más tiempo que el que asoma en los cheques, además de que se debe actualizar día a día el conocimiento para poder ser un buen facilitador.
Mi satisfacción más grande es ver la alegría de los chicos al resolver un ejercicio o realizar un programa. Es el momento en el que ellos entienden lo importante que es el estar presente en el aula y cumplir con las actividades señaladas.
En algunas ocasiones, he tenido momentos de frustración al no contar con los materiales didácticos, necesarios para impartir las clases con el uso de las TIC, pero luego nos las ingeniamos y salimos adelante con los recursos con que se cuentan.
Saludos
Mariela Escalante.
Buena tarde compañera
ResponderEliminarCreo que al inicio de las actividades docentes el sentimiento puede ser muy diverso, de temor, alegría, dudas, pero al final, en el transcurso de las actividades el sentimiento cambia sobre todo al de satisfacción.
Trabajar con jóvenes implica retos que hay que estar dispuestos a afrontar pero al final el aprendizaje que queda es de lo más bonito.
No cree.